Alcoholismo y Psicoanálisis

Todo lo que pensamos y sentimos es obra de nuestra consciencia. Nuestro Yo está en constante ambivalencia. Por una lado, trata de satisfacer nuestros deseos más íntimos, nuestros instintos animales (el Ello). Por el otro, al todopoderoso Súper-Yo, la parte de nuestra consciencia que nos dicta nuestros deberes. La que nos dice si lo que hacemos y pensamos es moralmente correcto. Es la encarnación de nuestro padre en la consciencia. Es quién nos juzga, exige y castiga.

El Ello nos dice una cosa, el Súper-Yo otra. Rara vez se logra satisfacer a ambos. Para consentir a uno, se le da la espalda al otro. Si está más abocado al Ello, esta persona tenderá a la perversión; si lo está hacia el Súper-Yo, tenderá a la neurosis. El alcoholismo tiene que ver con éste último.

El alcohol desinhibe: libera al Yo del Súper-Yo. Lo combate temporalmente. Le quita su poder. De ahí que el alcohol y los rituales sexuales de nuestra sociedad estén íntimamente ligados. La moral sexual se relaja. La represión cede paso a nuestra naturaleza animal. Pero también está emparentado con los ritos de confraternización: aceita las relaciones sociales, las vuelve más tolerables, más amables. Todos son nuestros mejores amigos cuando estamos borrachos. El sexo se vuelve violación y la confraternización, violencia, cuando exageramos con el alcohol. Recordemos que el alcohol da lugar a dos fuerzas poderosísimas: Eros y Tánatos.

 

El alcohol da fuerza al ego, lo engrandece temporalmente. Después lo traiciona. Pues en realidad, el alcohol es un depresor. Por eso el alcoholismo y la depresión están hermanados fatalmente. Hay alcohólicos felices aparentemente; sin embargo, habría que preguntarse qué tan felices están después de sus copas. Tras la borrachera, el Súper-Yo retorna más iracundo que nunca. Tal como se pone nuestro padre cuando lo desobedecemos. De ahí el chaki moral. Todo esto parece normal, pero con la frecuencia y la intensidad suficientes, el ritual se convierte en dependencia, y el consumidor casual de cervezas, en alcohólico.